sábado, 13 de julio de 2013

PASTORAL DEL DIEZMO



1. La reciente campaña anual de Cáritas nos motiva a hacer algunas reflexiones sobre la obligación moral de los católicos de compartir sus bienes, ayudando a la Iglesia y a los más débiles. El lema de este año, para la campaña citada, fue: Apuntemos alto: pobreza cero. Un objetivo poco realista, teniendo en cuenta que el año pasado se recaudaron sólo 22 millones de pesos (La Nación, 6-6-12).

2. Según el Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina, en nuestro país hay  10,7 millones de pobres, de los cuales 2,3 millones son indigentes (Perfil, 7-7-13). Se estima, asimismo, en base al costo de la canasta alimentaria, que 7 millones de personas no se alimentan bien (Clarín, 6-7-13).
Mientras no se logre un verdadero desarrollo integral, que, para serlo, debe incluir una redistribución de la riqueza, no desaparecerá el flagelo de la pobreza, que ya se ha convertido en un mal estructural. Ahora bien, procurar el desarrollo es una función del Estado, y por lo tanto, depende de la competencia y honestidad de los gobernantes. Mientras no se produzca un cambio positivo en la gestión de cosa pública, no se logrará la erradicación de la pobreza.

3. Lo señalado no nos exime de responsabilidad a los integrantes de la Iglesia; por el contrario, debería incentivarnos a redoblar nuestro esfuerzo. La actividad de Cáritas es digna de elogio, pero no basta para situaciones de crisis profunda como la que muestran los indicadores señalados. En la colecta anual el aporte de los fieles queda librado a su criterio, y el resultado detallado (22 millones) muestra que se toma como una ayuda un poco mayor a la limosna dominical.

4. El Arzobispado de Corrientes, realiza una colecta anual denominada Ñemasuai, y en este caso se fija un objetivo más modesto y muy preciso: que cada fiel done el 1% de su ingreso mensual, por única vez en el año. Para despejar dudas, se explica: “si alguien percibe mensualmente $2.000 entonces, su ofrenda mensual del 1 %, debería ser de $20, es decir, $5 por misa semanal. Si gana $3.500, el 1% sería $35 por mes y $ 8,75 por misa semanal”.
Si bien este sistema resulta más realista que el de Cáritas, sigue siendo un modelo de aportes absolutamente insuficiente.

5. Contrasta con la práctica habitual de otros cultos. Baste mencionar lo manifestado por Quentin Cook, uno de los doce Apóstoles de los Mormones - con sede en Salt Lake City (Estados Unidos)-, de visita en Córdoba: “Nuestros miembros son muy fieles al pagar los diezmos porque tienen testimonio de la Iglesia y del Salvador” (La Voz del Interior, 8-7-13).

6. Obviamente, el diezmo, o sea el diez por ciento de los ingresos, de cada mes, implica una suma muy superior al 1% de los ingresos, una sóla vez al año. Ahora bien, durante muchos siglos los católicos practicaron el diezmo, es decir, entregaban la décima parte de sus ingresos, para el sostenimiento del culto y para ayudar a los necesitados. En el Anexo 1, puede leerse una historia de esta institución, que permitió,  por lo menos durante muchos siglos, que en las comunidades cristianas, nadie sufriera la miseria, pues la ayuda alcanzaba para que a nadie le faltara lo necesario.

7. El fundamento de esta práctica, lo encontramos explicado por San Agustín (Sermón 85):
“Quédate con lo que te sea suficiente o con más de lo suficiente. De todo, demos una cierta parte. ¿Cuál? La décima parte. Los escribas y fariseos daban el diezmo. Avergoncémonos hermanos: aquellos por los que Cristo aún no había derramado su sangre daban el diezmo. El diezmo daban los escribas y fariseos para que tú no pienses acaso que haces algo grande porque repartes el pan, que apenas representa una milésima parte de tus bienes. (...) no callaré lo que dijo el que vive y murió por nosotros. Si vuestra justicia no fuese superior a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos (Mt, 5, 20).”

8. En varios países americanos, desde hace una década, se ha instituido la Pastoral del Diezmo (Anexo 2). En la Argentina, a pesar de todos los problemas, algunos de sus habitantes tienen depositados en el extranjero más de 100.000 millones de dólares, sin contar los depósitos bancarios y otras formas de guardar o invertir los ahorros. De acuerdo al estudio efectuado por la Universidad Católica Argentina (Observatorio de la Deuda Social, 2011), los católicos representan el 74,5 % de los habitantes (30 millones), de los cuales unos 5 millones son practicantes.

9. Consideramos, entonces, que si los fieles que procuramos cumplir con las normas de nuestra fe, practicáramos el diezmo, ello bastaría para eliminar la indigencia en el país, suprimir el hambre, y aliviar notablemente la pobreza. En un momento en que la Providencia ha permitido que tengamos un argentino en el sillón de Pedro, que desde que asumió ha tomado como pivote de su prédica el tema de la pobreza deberíamos comprometernos en el combate a esta tragedia.
Precisamente, el Papa Francisco nos ha recordado:
“¡que la comida que se desecha es como si fuese robada de la mesa de los pobres, de los hambrientos! Invito a todos a reflexionar sobre el problema de la pérdida y el desperdicio de los alimentos,  cuando la comida se comparte de manera justa, con solidaridad, no se priva a nadie de lo necesario, cada comunidad puede ir al encuentro de los más pobres y necesitados” (Catequesis, 6-6-13)
La indigencia, además de ser siempre injusta, es inconcebible en una tierra bendecida con tantas riquezas naturales;  sólo por el egoísmo y la negligencia de sus habitantes puede explicarse que no se pueda erradicar.


Córdoba, 13-7-13

Anexo 1:


Anexo 2: